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Los Tzutujil y los Butler: Una lección de oralidad

     SAN PEDRO LA LAGUNA- Después de siete años sin ver el fruto de su trabajo, Jim Butler comenzó a pensar en irse. Quizás encuentre mas respuesta en la gente de los pueblos cercanos, pensó este hombre alto y delgado de Kentucky. Talvez ellos si aceptarían su traducción de la Palabra de Dios en su lengua. Pero algo sucedió en 1971 que lo mantuvo a él y a su esposa Judy en San Pedro La Laguna, un pueblecito muy pintoresco en el Lago de Atitlán, Guatemala.

     Butler empezó a entender a su audiencia, los Mayas Tzutujil; y ellos empezaron a oír su mensaje. Así como la mayoría de los 6 billones de personas en el mundo, los Tzutujil son mayormente una cultura oral. Ellos aprenden mejor al oír, no al leer. Para su sorpresa, Butler se dio cuenta que los Tzutujil disfrutaban escuchar la Palabra de Dios en su propia lengua.

     Butler dijo “Después de siete años ya teníamos una tercera parte del Nuevo Testamento traducido, pero no había relativamente ningún interés en que la gente lo leyera”. Los 12 pastores evangélicos que tenia el pueblo expresaron su interés solo de palabra por la traducción, pero ninguno lo usaba en sus servicios, básicamente estaban diciendo “Gracias, pero no gracias; ya tenemos la Palabra de Dios (en español)”. Para mi fue un golpe bajo, dijo Pedro Rocché, el co-traductor de Butler. “Anteriormente creímos que las iglesias estaban interesadas”.

     Por falta de un estudio de grabación, los sonidos del pueblo se mezclaron en las grabaciones: sonidos de gallinas, molinos de maíz, campanas de vacas y de las iglesias. Además de tener que luchar con ese ruido, Rocche tuvo que trabajar duro para grabar las historias correctamente. Cuando Judy Butler escuchó la primera grabación, le dijo a su esposo, “El no esta pensando en lo que esta leyendo”. Después de varios resultados decepcionantes, Rocché fue a casa a practicar su lectura de las Escrituras en voz natural con su esposa e hijos. Fue entonces cuando todo tomo un significado para él y empezó a leer con significado. Toda clase de personas expresaron su interés en las historias grabadas: católicos, evangélicos y muchos otros que no tenían ninguna relación con ninguna iglesia. En varias ocasiones, Butler ponía un lado del cassette y le pedían que pusiera el otro. “Inevitablemente le decían, ‘¿Que paso? ¿No tiene más?’” según lo que recuerda Butler. “Un caballero ya anciano en sus setentas u ochentas, sentado frente a su casa conmigo—aun lo puedo ver,” dijo Butler. “Yo puse a sonar el Sermón del Monte, y mientras el escuchaba, el meneaba su cabeza, ‘igual que nosotros’ dijo el, ‘igual que nosotros’”.

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Oralidad vs. Alfabetismo

     Mientras que algunos Tzutujil aprendían a conocerse y a conocer a Dios, Butler aprendía sobre la oralidad y el alfabetismo. La oralidad y la alfabetización son dos formas diferentes de compartir información y aprendizaje. Las culturas orales aprenden mejor al oír. Las culturas alfabetizadas confían más en la lectura para su conocimiento.

     En San Pedro, Butler descubrió que cualquiera que intenta comunicarse sin reconocer las preferencias de aprendizaje de su audiencia, se arriesga a no ser escuchado. “Cuando no se encuentra la forma adecuada, el presentador habla pero el recibidor raramente oye’”, dijo Slack. Las sociedades orales prefieren aprender a través de narrativas, así como las parábolas que enseñó Jesús. La predicación expositiva, bosquejos y enseñanzas que requieren de una serie de pasos son más difíciles de procesar y de recordar.

     Para mas información sobre oralidad vaya al enlace: Evangelismo de culturas orales

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Oralidad y Memoria

     Oralidad no es ninguna materia que Butler haya estudiado en su entrenamiento lingüístico, pero el aprendió una muy buena lección entre los Tzutujil –especialmente a través de una mujer llamada Ción. Abandonada de niña y rescatada de un incendio por su hermano, Ción fue adoptada por una familia Tzutujil. Pero su nueva vida no fue fácil. En Guatemala cuando un niño es adoptado a menudo se le trata como si fuera de segunda clase.

     “Ellos mas o menos la criaron como a una esclava, no como a una hija”, dijo Butler. La ropa que Ción tenía era solo la que llevaba puesta. Cuando tenía que lavar su ropa se iba al lago a lavar y bañarse al mismo tiempo ya que no tenia nada más que ponerse. Se caso humildemente. Su esposo tenía muy poca ambición y poco después tuvieron seis hijos en el hogar, además de los padres de su esposo. La casita de un solo cuarto no tenia ventanas, era un lugar en tinieblas física y espiritualmente.

     La primera vez que los Butler estuvieron en contacto con Ción fue a través de sus hijos. Juan, el hijo de Ción parecía estar fuera de control hasta que Jim ofreció enseñarle historias de la Biblia a él y a su hermano. Un día, el niño le dijo a su mamá, “yo era una ovejita perdida y Jesús me salvo”. Poco tiempo después, un rayo cayó y botó una pared matando así al niño. Este evento sacudió a Ción, quien fue a la iglesia católica del pueblo, a postrarse para prometerle a Dios servirle con su vida. Cuando Judy Butler empezó a ofrecer clases de alfabetización Tzutujil, Ción fue a recibirlas. Un día, Ción le repitió a los Butler la historia de la mujer en el pozo. Ella la había escuchado a través de uno de sus hijos. “No fue algo repetitivo sino algo lleno de significado y expresión” dijo Butler.

     Pronto Ción comenzó a ensenar historias de la Biblia a los niños del lugar. Cuando los Butler empezaron a distribuir las Escrituras en audio le dieron el trabajo de circular y promoverlas entre la gente del pueblo. Esto le dio más oportunidades de oír y memorizar las historias. “Yo creo que todos (la gente indígena) tienen esta habilidad de retención”, dijo Butler. “No deberíamos subestimar su habilidad intelectual”. Pero la memoria de Ción era extraordinaria. “Con su memoria, ella era una Biblia andante”, dijo Butler.

     Un día, un hombre Tzutujil de un pueblo de la costa llegó a San Pedro La Laguna. Lisiado desde su nacimiento, José Cruz solo podía caminar con la ayuda de un bastón y lo hacia con torpeza. Extremadamente pobre y sin poder manejar el trabajo “regular”, vivía sin saber que tenia para el día siguiente, yendo de casa en casa donde lo pudieran recibir. Mientras José pasaba por una casa en San Pedro, el oyó cuando Ción ponía uno de los cassettes de las Escrituras en Tzutujil. Con miedo de acercarse al principio, logro juntar el valor suficiente para hacerlo. Pronto, no solo había escuchado los cassettes sino que se volvió en distribuidor entre su gente, dentro y fuera de San Pedro Cutzan en el municipio costero de Chicacao de Guatemala. Años atrás, los Tzutujil habían sido forzados a irse allá y ahora habrán cerca de unos 30,000 habitantes.

     José era analfabeta e inculto, pero el también tenia una gran capacidad de recordar lo que oía. “Uno podía darse cuenta de lo inteligente que era con tan solo hablar con el”, dijo Butler. “El era bueno memorizando. El tenía el Nuevo Testamento en cassette y ya se lo había memorizado casi todo. Al poco tiempo tenia un numero afluyente de personas que llegaban a buscarlo para consejería”. Poco tiempo después, tenia un grupo de unas siete u ocho personas que se juntaban con el para distribuir las grabaciones de las Escrituras en Tzutujil. El grupo se reunía regularmente para estudiar la Biblia, para orar unos por otros y para compartir testimonios de su trabajo. “Frecuentemente recibimos reportes de conversiones, reconciliaciones, y sanidades como resultado de lo que la gente escucha en los cassettes”, dijo Butler, aclarando que los creyentes son animados y fortalecidos en su fe también. Ción y José no sobresalían como personas o lideres comunitarios. Ambos eran virtualmente analfabetas, comunicadores orales, pero Dios los uso grandemente para bendecir a su pueblo. “Si estuvieras buscando a alguien que te ayudara, no creo que los hubieras escogido a ellos” dijo Butler. “Realmente yo no los escogí. Yo no me sorprendería si Dios tuviera a esa tipo de personas en cada uno de estos grupos de personas.”

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Oralidad y Comprensión

     Algunas iglesias recibieron las Escrituras en Tzutujil con más entusiasmo que otras. Al principio de los años setenta, la iglesia católica envió a un español vasco a servir como sacerdote en San Pedro La Laguna. Un día el sacerdote se acerco a Butler. “Entiendo que usted tiene unas traducciones de las Escrituras. Bueno, pues queremos usarlas”, recuerda Butler que le dijo el sacerdote. Una vez que el Nuevo Testamento Tzutujil fuera publicado en 1981, el sacerdote compro 600 copias. Estas se vendieron en una semana y entonces regreso por otras 600.

     Los creyentes católicos empezaron a acercarse a los Butler para que les enseñaran a leer en su lengua. Así que con la bendición del sacerdote, los Butler ofrecieron clases de alfabetismo a 200 personas en la iglesia en nueve sesiones de una hora. No fueron un “éxito rotundo”, dijo Judy Butler. Pero en una cultura oral, no es poco común que los especialistas surjan como narradores o lectores. Después, el español seleccionó a los mejores lectores de este grupo para leer en voz alta durante las misas.

     “El pueblo católico escuchaba las Escrituras en su propia lengua”, dijo Jim Butler. El observo a los creyentes católicos ir a la iglesia cargando sus folletos de las Escrituras en Tzutujil. “Que maravilloso saber lo que el Señor Jesús hizo cuando estuvo aquí en la tierra”, le decían. “Ellos ya habían escuchado suficiente latín y español y no lograban entender lo que les decían”.

     Pero fue diferente con la traducción al Tzutujil. A petición del sacerdote, los Butler tradujeron la misa católica al Tzutujil. “Así fue como las mujeres dejaron de quedarse dormidas, al fin podían entender”, dijo Judy Butler. Algunas de estas mujeres católicas pidieron aprender más. Cerca de unas 80 de ellas empezaron un estudio bíblico y clases de memorización, juntándose una hora al día, seis días a la semana. Aquellas que podían leer, leían en voz alta a las otras. Luego discutían lo que habían oído, repitiendo los pasajes. Las mujeres (algunas analfabetas) habían aprendido el Evangelio según Lucas en tres años y medio. Ellas continuaron con sus clases por 12 años, memorizándose la mitad del Nuevo Testamento. La iglesia católica sigue ofreciendo clases de alfabetismo a sus miembros, entre unas 40 a 100 personas asisten a las clases para jóvenes y adultos.

     La cordial bienvenida que los católicos le dieron a las Escrituras ayudo a derribar el muro de desconfianza que había entre los católicos y evangélicos, dijo Rocché. “Hay confianza entre nosotros”, dijo. “Es otro milagro de Dios”.

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Enseñanza radial bien recibida

     Cuando el programa de distribución de cassettes empezó a decaer, Rocché desarrollo un ministerio radial muy bien recibido de predicación y enseñanza de las Escrituras en Tzutujil. Sus predicas van mas allá de las doctrinas de la iglesia de alguna denominación en particular y se centra en Jesucristo. “El atravesó la ‘religión’”, dijo Butler. Católicos y evangélicos por igual escuchan las enseñanzas bíblicas del programa de radio de Rocché, en parte por sus enseñanzas y porque les habla en su lengua natal. Lo que evidencia el agradecimiento del pueblo por la enseñanza oral es la longevidad de las transmisiones de Rocché.

     Desde 1984, Rocché ha continuado con este ministerio. Una vez cuando se le había acabado el dinero para pagar las transmisiones, su esposa le ofreció pagar un mes de transmisión con sus ganancias de la costura. Después un hombre que iba cruzando el lago con Pedro le expreso su agradecimiento y pago por otro mes de transmisión. Desde entonces esto ha continuado sin parar, el dinero siempre llega justo cuando Rocché lo necesita para mantenerse al aire. Como muchos de estos servicios, el programa se transmite en vivo. Por más de 12 años, el viaja prácticamente todo el día los domingos desde y hacia Quetzaltenango, la segunda ciudad mas grande de Guatemala, para ofrecer su predicación expositiva. Ahora el predica desde “Radio Amistad” en San Pedro y desde “Estereo Lago”, que esta del otro lado del lago en Panajachel.

     El interés de los Tzutujil en leer por si mismos las Escrituras impresas aun sigue muy bajo. Pero la venta del Nuevo Testamento sigue filtrándose. Los creyentes, la mayoría católicos, aun se acercan a Rocché para comprar sus propias copias del Nuevo Testamento en Tzutujil. A principios de mayo del 2003, solo le quedaban 48 copias de las 3,000 impresiones. Rocché espera tener otra impresión pronto. “Tengo esperanza y fe en el Señor que algún día la gente llegue a usar el Nuevo Testamento en Tzutujil (impreso)”, dijo Rocché. Algunos pastores expresaron su interés en recibir los cassettes y las impresiones de las Escrituras en Tzutujil, diciendo que el problema no ha sido la falta de interés sino que la falta de promoción.

     Butler ya no sigue poniendo énfasis en que los Tzutujil lean las Escrituras. Para él, el método de comunicación no es tan importante como el asegurarse que el mensaje sea comunicado –por radio, cassette, página impresa o predicación. “Ya sea que lo lean o no” dice, “al menos esta generación la escuchará”.

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      Jim Butler fallecío el 29 de Mayo, 2005, déspues de varios años de enfermedad. Su esposa Judy se retiró en Dallas, Texas.